Con el Ciclo de la Vacuna no se Juega
Mason: ‘La mejor parvada que este productor ha tenido jamás’ Sin embargo, las antiguas prácticas que antes funcionaban bien — como la medicación con amprolio de las parvadas de pollas vacunadas para mitigar la reacción posvacunal — pueden generar problemas inesperados. Y esto puede ser especialmente cierto si el amprolio no se adecúa a las técnicas actuales de manejo y vacunación de las reproductoras. Estos problemas pueden ser costosos, de acuerdo con la experiencia reciente de Chad Mason y sus colegas en Columbia Farms, Lavonia, Georgia, E.U. Afortunadamente, la experiencia de Columbia Farms tuvo un final feliz, al grado de que está permitiendo a esta operación del noreste de Georgia mejorar sus costos y ahorrar grandes cantidades de dinero por parvada. Rompiendo con las viejas costumbres Columbia Farms es una operación avícola mediana y diversificada que procesa aproximadamente 860,000 pollos por semana. Cada año inician unas 375,000 pollas para mantener cerca de 270,000 gallinas en el campo. El Sr. Mason, graduado en Clemson y con 15 años de experiencia en la industria avícola es gerente de reproductoras e incubación en esta empresa. Los problemas en Columbia Farms comenzaron hace aproximadamente 3.5 años pero a la larga se difundió a cuatro de las siete granjas de pollas de levante de la compañía. Tenían aves Ross 708, que recibieron de su proveedor de genética previamente vacunadas con Coccivac-D viva formulada para aves longevas: reproductoras pesadas y ponedoras. Coccivac-D se administra a las pollasde un día de edad en la incubadora, utilizando un gabinete de aspersión diseñado especialmente para este fin. De acuerdo con una práctica que había venido cobrando prestigio durante mucho tiempo, Columbia Farms había administrado amprolio diluido a razón de 10 onzas por galón de agua, los días 11 y 12. El tratamiento con amprolio tenía el propósito de eliminar cualquier problema que pudiera aparecer. El ataque contra Histomonas y E. tenella “Comenzamos a tener dificultades con la enfermedad de cabeza negra (histomoniasis) y Eimeria tenella, una de las principales causas de coccidiosis.” dijo Mason. “No sé si la primera era causante de la segunda o viceversa, pero definitivamente teníamos problemas.” Empezó a ver que disminuían sus porcentajes de viabilidad, que antes del problema eran normalmente muy superiores al 90%. La uniformidad de las aves también se vio afectada, descendiendo al 50% a 60%. Mason explicó que cuando estos dos parásitos afectan a una parvada hacen mucho más que sólo matar aves, pues también afectan adversamente el crecimiento y la maduración de los animales que sobreviven. “Esto implica que algunas reproductoras empiezan a poner huevos demasiado tarde mientras que otras se adelantan,” explicó. “Es imposible corregir estas fallas.” En otras palabras, el continuar comiendo ayuda a las aves más pequeñas a crecer más rápido pero al mismo permite que las más grandes también lo hagan. “Cuando las aves más grandes rompen la postura con esa rapidez, no es posible mantenerlas por que no se les está dando suficiente alimento.” Luego, las aves pequeñas empiezan a poner tardíamente por lo que el pico general de producción no alcanza la altura que debiera y el resultado es que terminamos perdiendo dinero.” En un esfuerzo desesperado, Mason duplicó la dosis de amprolio a 20 onzas/galón, pero esto sólo empeoró las cosas, pues la viabilidad cayó al 91.53% en una de las granjas (récord bajo jamás antes obtenido) y la uniformidad descendió al 40 -50%. El Sr. Mason se dio cuenta de que tenía que actuar rápidamente. Ruptura del ciclo de la vacuna Mason llamó al grupo de servicios técnicos de Schering-Plough Animal Health, fabricante de la vacuna Coccivac-D, para hablar sobre el problema, pues pensó que tal vez estaría relacionado con la vacuna. Los médicos veterinarios de este laboratorio no tardaron mucho en identificar la causa. “Uno de los problemas que tenía Columbia Farms — y que hemos visto con mucha frecuencia en otras operaciones — era el tiempo inadecuado para el uso de los anticoccidiales, lo cual puede interrumpir el ciclaje natural de los ooquistes del producto en las aves vacunadas,” dijo la Dra. Matilde Alfonso, uno de los miembros del equipo técnico de Schering-Plough que participó en las conversaciones. La Dra. Alfonso explicó que cuando se comenzaron a usar las vacunas contra la coccidiosis entre 1950 y 1960, se administraban en el agua de bebida, por lo que la vacunación no siempre era completamente uniforme y esto en ocasiones era conducente a reacciones en las parvadas vacunadas, por lo que se administraba rutinariamente amprolio de manera profiláctica para manejar estas reacciones. “Sin embargo, con el tiempo las prácticas de administración de la vacuna contra la coccidiosis han mejorado mucho,” dijo. Aun cuando sigue siendo posible administrar la vacuna en la ración, la mayoría de las operaciones actualmente opta por un método más nuevo de aplicación, consistente en el gabinete de aspersión SprayCox, diseñado especialmente para administrar la vacuna a las aves de un día de edad todavía dentro de la planta de incubación. Este gabinete rocía a las aves con los ooquistes coccidiales vivos, lo cual estimula al aparato inmunocompetente de las aves para desarrollar protección de por vida contra la coccidiosis. Un colorante rojo que se agrega a la vacuna ayuda a los empleados de la planta a supervisar la cobertura vacunal y al mismo tiempo estimula a las aves a ingerirla mientras está sobre sus compañeras y este proceso ayuda a diseminar los ooquistes vacunales entre todas las pollas. Lo más reciente en administración de vacunas El método más moderno para la administración de la vacuna implica un refinamiento todavía mayor al gabinete SprayCox. El nuevo SprayCox II ahora cuenta con dos boquillas que se han colocado para lograr una cobertura homogénea con la vacuna, evitando excesos de aspersión que causen desperdicio. Además, el nuevo sistema AirMix permite una mejor suspensión de los ooquistes vacunales en el aspersor y esto también ayuda a asegurar una mejor cobertura. “El resultado de estos refinamientos en la cobertura que se logra con Coccivac-D es que ya no es necesario administrar amprolio después de vacunar.” Dijo la Dra. Alfonso. “De hecho, puede ir en detrimento de la estrategia completa de vacunación.” Cuando se administra la Coccivac-D a las pollas mediante el gabinete de aspersión, lanza una dosis uniforme y cuidadosamente balanceada de ooquistes de las ocho especies de Eimeria conocidas como causantes de la coccidiosis en esta especie. Dentro de algunos días de la administración de este producto, se desarrolla una nueva generación de ooquistes en las aves vacunadas, que luego se excretan a la cama, permitiendo la reexposición de los animales a estas coccidias, lo cual ayuda a desencadenar una inmunidad natural y duradera contra la coccidiosis. El proceso por lo general tarda de 2 a 5 ciclos de reingestión de ooquistes para que las aves desarrollen la inmunidad completa contra todas las especies de Eimeria presentes en la vacuna. Cuando se agrega un anticoccidial como el amprolio rutinariamente a este proceso afinado con tanta precisión — especialmente cuando se hace muy al principio o a dosis elevadas — mata a los ooquistes vacunales y rompe su ciclo natural. Los resultados pueden ser devastadores, tal como ocurrió en Columbia Farms. Mason dijo lo siguiente: “Mirando hacia atrás, creo que estábamos destruyendo a los ooquistes vacunales que estaban ciclando y simplemente todo lo echamos por la borda. Se nos estaba presentando cabeza negra a las 5 semanas y por encima de todo esto teníamos brotes de E. tenella.” Mason se rehúsa a decir una cifra exacta en dólares de lo que le estaban costando los episodios de coccidiosis y cabeza negra. Simplemente dice que las pérdidas fueron sustanciales. Pero, como ya dijimos, esta historia tuvo un final feliz. En primer lugar el Sr. Mason comenzó a dialogar con el director mundial de servicios técnicos de Schering- Plough, Charlie Broussard y, trabajando junto con la Dra. Alfonso y otros asesores técnicos de la empresa, puso en marcha un nuevo plan. Revise a las aves antes de darles amprolio Para empezar, dejaron de dar amprolio en el agua los días 11 y 12, pero continuaron con su programa de vacunación. Luego supervisaron cuidadosamente a las aves. “Le sugerimos visitar los galpones los días 16 ó 17 y revisar con cuidado a los pollos,” dijo la doctora. “Mira su aspecto general, revisa el excremento, analiza las cifras de mortalidad y, en caso necesario, realiza algunas necropsias.” El Sr. Mason se apegó a esta recomendación y una vez que la vacuna era la única estrategia contra la coccidiosis que se estaba usando, “es cuando comenzamos a ver lo que debíamos: una leve irritación en el intestino, o algo así, lo cual nos indicaba que la vacuna estaba ayudando a las aves a desarrollar la inmunidad de la manera correcta,” dijo. Se presentaron otras indicaciones más tangibles de que la vacuna estaba funcionando. Las cifras de viabilidad final comenzaron a subir al 95% ó más y permanecieron así. “Hemos mejorado desde nuestras cifras record bajas cercanas al 91% en algunas de las naves que presentaron los peores problemas, hasta más del 97% en ciertos casos,” reportó el Sr. Mason. Otros resultados fueron igualmente dramáticos. “Ahorramos mucho dinero al no tener que comprar amprolio,” expresó. “Nos estaba costando aproximadamente US$400 cada parvada.” También tuvieron ahorros en los antibióticos que usaban para controlar las infecciones secundarias. Mejor uniformidad y producción de huevo La uniformidad también ha mejorado significativamente, dijo, hasta un 15% a 20% durante los últimos 6 meses. La producción de huevo también aumentó. “La última parvada que aún tenemos en una de las granjas problema está poniendo realmente bien,” según Mason. ”Como van las cosas, es la mejor parvada que ha tenido este criador.” Tomando en cuenta todos los costos de producción, dijo Mason que Columbia Farms ha mejorado grandemente en este rubro desde que hicieron los cambios. No obstante, señaló que además de quitar el amprolio, hicieron algunos otros ajustes en el programa. “En una de las granjas donde teníamos problemas estaban iniciados a las aves en frío, sólo con criadoras pero sin calefactores de aire. Teníamos aproximadamente 700 aves por criadora, lo cual es demasiado. Cuando aglomeramos a las aves en un punto como ese �¿qué ocurre? consumen más cama en ese lugar y es ahí donde se encuentran los ooquistes. Así que eso también lo corregimos.” Dijo el Sr. Mason, agregando que ahora tienen una densidad de 400 a 500 aves por criadora y esto se ha reflejado en una diferencia notable en producción. “Una crianza adecuada es crítica.” Agregó. Nuestro entrevistado dijo también que ahora libera a las aves a todo el galpón antes de los 14 días de edad, y que cree que eso también les ayuda a difundir más uniformemente los ooquistes en la cama. Agregó que se asegura de que las condiciones de humedad y temperatura de las granjas y de la cama permanezcan dentro de límites saludables. “Antes estábamos haciendo limpieza después de cada parvada,” explicó. “Pero ahora estamos limpiando sólo una vez al año, de acuerdo con la recomendación de los fabricantes de la vacuna.” Otro paso que está dando el Sr. Mason dentro de su programa es asegurarse que las aves tengan disponible el alimento adecuado para que no busquen en la cama e ingieran más ooquistes. “Muchas personas de la industria dan alimento a saciedad las primeras 2 semanas y luego, en la tercera, empiezan a dar cantidades medidas de alimento.” Explicó que cuando utilizó este sistema le fue imposible mantener un volumen consistente de ración de una granja a otra. Durante las primeras dos semanas algunas granjas dan más alimento que otras y luego, cuando en la tercera semana sirven una determinada cantidad por cada 100 aves, algunas de ellas, en efecto, consumen el alimento de las demás. Mantener la cantidad adecuada de ración “De esta manera ahora sabemos lo que están recibiendo desde el día 1. La primera semana les damos 1.59 kg (3.5 lb) de alimento por cada 100 pollas. La segunda 2.49 kg (5.5 lb), la tercera 2.90 kg (6.4 lb)” explicó. Durante la tercera semana, pasa al programa “skip-a-day,” (salte un dí) consistente en dar el doble del alimento un día y no servir nada al día siguiente. Con ello, cada 100 aves están recibiendo 5.90 kg (13 lb) los días pares y nada los días nones. “Esto les da a las aves más espacio de comedero, reduce la competencia y las mantiene consumiendo el alimento del comedero en lugar de picar la cama,” dijo. Una vez más, el objetivo es limitar el consumo excesivo de ooquistes. Otro aspecto relacionado con la ración que nuestro protagonista cambió es que está poniendo más atención a la textura del alimento. “Tratamos de asegurarnos de no hacer nada que irrite el intestino de las aves,” dijo el Sr. Mason. “Pero, �¿Puedo decir que lo logramos todo el tiempo? No. No todo es perfecto. A veces surgen problemas en la planta de alimentos, pero la mayor parte del tiempo hacen un excelente trabajo y nos envían el alimento como lo queremos.” No sólo una enmienda Resumiendo, el Sr. Mason dijo que es claro que lo que ocurrió en Columbia Farms fue una situación compleja que requirió ataque en varios frentes. Conservamos a Coccivac-D como la parte clave del programa de manejo mientras que compusimos los problemas que estaban causando mal rendimiento. “No puedo decir que el simple hecho de haber retirado el amprolio arregló toda la situación,” dijo. “Ya sabes, son muchos los aspectos que afectan la viabilidad de las aves y su uniformidad, desde la textura del alimento, las condiciones de la cama y el calor, hasta la densidad de población. Hemos visto grandes mejoras en los últimos 6 meses y yo creo que se deben a una combinación de todos estos factores.” Para Mason, las experiencias de los últimos dos años subrayan la importancia de individualizar su enfoque a cada parvada. “Hay que analizarlas una por una, pues todas son únicas y tienen pequeñas diferencias entre sí.” Mason indicó que no ha retirado completamente el amprolio de sus galpones, sino que simplemente no lo usa de manera rutinaria durante todos los ciclos de la vacuna. “Definitivamente tiene un papel qué desempeñar, pero ahora cuando lo necesitamos lo aplicamos a parvadas individuales, a bajas dosis y en forma tardía. De esta manera no interferimos con la vacuna,” agregó. La Dra. Alfonso está de acuerdo con él y hace énfasis en que todos los criadores y reproductores deben esperar resultados consistentes con Coccivac- D. De no ser así, dijo, pueden contar con el equipo de servicios técnicos de Schering-Plough para ayudarles a identificar los problemas que puedan estar afectando a sus parvadas, y darles la solución. Mientras tanto, Mason continúa en su búsqueda de la perfección. “Somos hombres trabajando, podremos cometer errores, pero no será por que hayamos dejado de esforzarnos,” concluyó. Back to Latino América Edición (#2) |