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Frenando la Coccidiosis Subclinica: El desafío coccidial tardío tiene un impacto ‘profundo’ sobre las utilidades
El desafío coccidial tardío tiene un impacto ‘profundo’ sobre las utilidades

Un desafío coccidial al final del ciclo de producción tiene un profundo efecto negativo sobre la utilización de la energía, el rendimiento de la parvada y las utilidades, aunque las lesiones intestinales sean leves, según lo indican costosas investigaciones realizadas por un nutricionista estadounidense.

“Nunca había realizado una investigación nutricional de la magnitud de ésta, que reveló el impacto de la salud intestinal sobre la utilización de la energía”, dijo el Dr. Robert Teeter de la Universidad Estatal de Oklahoma, EE.UU., durante una conferencia sobre el impacto económico de la coccidiosis subclínica en el pollo de engorde.

Sus hallazgos, que también se están observando en el campo (véase el artículo de la página 32), muestran que cuando los pollos sufren un desafío coccidial al final del ciclo de producción, utilizan más energía y requieren más alimento que cuando dicho desafío ocurre al principio del ciclo de producción. El resultado es un aumento en la mala absorción, reducción del valor calórico efectivo y un mayor costo de mantenimiento, dijo el Dr. Teeter.

Este investigador y su equipo midieron el efecto de las lesiones coccidiales sobre la utilización de la energía – concepto conocido también como “costo calorífico”– con la ayuda de cámaras calorimétricas indirectas. Su laboratorio universitario cuenta con 60 de estas cámaras, siendo el mayor del mundo en su tipo para animales pequeños. Estas cámaras permiten medir valores tales como el consumo de oxígeno y la producción de bióxido de carbono en tiempo real, mientras las aves se exponen a varios factores de estrés, como la coccidiosis.

Este científico también utiliza un densitómetro de rayos X (DEXA) para cuantificar de manera no invasiva el contenido de proteína, grasa, agua, ceniza y energía de las aves. “(Esta tecnología) nos da un panorama muy completo de lo que está ocurriendo con el crecimiento y el rendimiento”, explicó el nutricionista, cuyo trabajo es patrocinado parcialmente por Intervet/Schering-Plough Animal Health.

En los experimentos, las lesiones macroscópicas se evalúan utilizando la Calificación de Lesiones de Johnson-Reid, método ampliamente aceptado que va de cero (sin lesiones intestinales) a cuatro (las lesiones más severas).

Estudio con pollos de engorde Cobb

En su experimento más reciente, el Dr. Teeter utilizó 936 pollos Cobb machos desarrollados hasta los 48 días de edad. Estas aves procedían de diferentes programas de control de la coccidiosis, por lo que presentaban niveles variables de inmunidad contra esta enfermedad.

A intervalos semanales, los grupos de aves se transfirieron durante 6 días a las cámaras metabólicas donde recibieron un desafío oral con Eimeria acervulina, E. maxima o E. tenella, que son tres de las especies de coccidias que se sabe causan estragos en los complejos avícolas. Algunas aves recibieron agua estéril y se utilizaron como testigos.

Antes y después de llevar a las aves a las cámaras metabólicas, se medió su composición (contenido de proteína, grasa, agua, ceniza y energía) con la ayuda de una unidad DEXA. El Dr. Teeter evaluó el rendimiento y el metabolismo de estos animales para crear una detallada calificación de lesiones y del rendimiento. También midió los efectos de la calificación de lesiones sobre el gasto metabólico (costo calorífico) y contrastó los efectos de las lesiones tempranas vs. tardías sobre el rendimiento y el costo y la densidad calórica de la dieta.

En términos generales, el rendimiento se redujo conforme aumentó la calificación de lesiones. Por ejemplo, en las aves con la mayor calificación la energía metabolizable declinó. Para los pollos de 800 g (1.76 lb) el consumo de energía metabolizable se redujo aproximadamente 25% con una calificación de lesiones de 2, mientras que en aves mayores que alcanzaron los 3,000 g (6.61 lb) cayó en un 30%.

El Dr. Teeter explicó que las aves de mayor edad y más pesadas que reciben el desafío con coccidiosis “son atacadas duramente, en términos comparativos, en lo que se refiere a ganancia de peso, eficiencia alimenticia y otros parámetros”, y agregó que “en los pollos más jóvenes no sólo el impacto fisiológico y metabólico es menor, sino que también cuentan con más tiempo para obtener una ganancia compensatoria”.

El promedio de ganancia diaria disminuyó aproximadamente 1.5% por cada punto de incremento en la calificación de coccidiosis, continuó diciendo el investigador. Al término de los 6 días en las cámaras metabólicas, el promedio de ganancia diaria cayó 40% en las aves de 800 g (1.76 lb) con una calificación de lesiones de 2, mientras que en las aves de 3,000 g (6.61 lb) con calificación de lesiones de 2, el peso no aumentó en lo absoluto (véase la Figura 1).

“La ganancia se eliminó para estas aves, por lo que dependiendo de cuántos animales tenga uno en la población de campo, esto tendrá una marcada influencia sobre el rendimiento”, dijo.

Estos hallazgos indican que un ave de 2,000 g (4.4 lb) con calificación de lesiones de 1 ganará 30 g (0.06 lb) menos al día, pero si la calificación es de 2, la ganancia será inferior en 60 g (0.13 lb) al día, insistió.

Efecto sobre la eficiencia alimenticia

Los efectos de las lesiones coccidiales sobre la eficiencia alimenticia fueron similarmente negativos. Cada punto de incremento en la calificación de lesiones por coccidiosis se asoció con una reducción en la eficiencia alimenticia de 0.0084% del peso corporal. Dicho de otra manera, la conversión alimenticia se incrementó de 2.0 a 3.02 en un ave de 2,000 g (4.4 lb).

Con la ayuda de un modelo de energía que predice el consumo de energía metabolizable en términos de kilocalorías (Kcal = 1,000 calorías) eliminadas en las excretas, el Dr. Teeter también determinó que las aves de 800 g (1.76 lb) estaban perdiendo casi 31 Kcal de energía extra al día cuando la calificación de lesiones coccidiales era sólo de 2. Las aves de mayor edad con un peso de 3,000 g (6.61 lb) consumieron un poco más de 650 Kcal de energía al día, lo que indica buen apetito, pero la energía sometida a mala absorción fue mucho mayor, casi 84 Kcal. “Entonces, existe una enorme cantidad de calorías mal absorbidas y esto simplemente demuestra la importancia de la salud intestinal para el pollo de engorde”, expresó el científico. “Es necesario que los intestinos estén realmente sanos para que las aves puedan extraer apropiadamente las calorías”.

Si los productores quieren lograr un peso corporal de aproximadamente 2,500 g (5.51 lb), en un ambiente ideal de producción necesitarán aproximadamente 39 días y un consumo de energía metabolizable de 14,000 Kcal; sin embargo, la presencia de algún factor de estrés, como coccidiosis, roba energía y el ave responde ya sea comiendo más para compensar o bien desviando calorías para defenderse, en cuyo caso aumenta menos de peso. “Usted tendrá que comprar más alimento para que el ave lo utilice pero sin retorno sobre la inversión en forma de tejido corporal para la venta”, explicó el Dr. Teeter.

Subrayó el hecho de que, además de la coccidiosis, algunos factores de manejo también afectan el gasto de energía en el pollo de engorde. Por ejemplo, la iluminación reduce la producción de calor por parte del ave en aproximadamente 24%. Un programa de iluminación adecuado incrementa el valor calórico efectivo o la densidad de calorías de la dieta, mientras que un sistema de iluminación mal manejado se roba la energía de los pollos.

De manera similar, la calidad del pelet afecta la densidad calórica de la dieta. En comparación con un alimento en harina, la administración de un 100% de pelets da como resultado 187 Kcal adicionales de energía o, dicho de otra manera, un menor gasto de energía. “Mientras más tiempo descansen las aves menos tiempo dedican a comer, el consumo de alimento es más eficiente y gastan menos energía en actividad”, explicó.

Con base en la gran cantidad de datos derivados de este estudio, el investigador concluyó que las lesiones resultantes de un desafío coccidial se asocian con costos significativos de energía y rendimiento. Las consecuencias de estas lesiones se elevan marcadamente durante las fases de crecimiento y finalización, en contraposición con la fase inicial del ciclo de producción.

Un desafío coccidial temprano, como ocurre con la vacunación contra la coccidiosis administrada al día de edad, tiene un efecto negativo muy pequeño sobre el consumo de alimento, la ganancia media diaria, el rendimiento en peso vivo, la conversión alimenticia, el costo de energía para mantenimiento y la mala absorción. Cuando el mismo factor de estrés se presenta hacia el final de la curva de crecimiento, como ocurre cuando se administran anticoccidiales en la ración, el impacto negativo es mucho mayor sobre todos estos factores, indicó el orador, haciendo notar que “es muy importante tomar en cuenta el problema de la mala absorción dentro de todo este conjunto de factores”.

“Cuando el desafío por coccidoisis se presenta durante las últimas 2 semanas del ciclo de crecimiento, incluso lesiones leves pueden reducir significativamente la rentabilidad de la parvada”, concluyó.

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